jueves, 7 de mayo de 2015

El descubrimiento de Esparta

Esparta y el reloj biológico

Uno de los motivos que me llevaron a iniciar este blog fue la necesidad de hablar y contar lo que siento en esta etapa treintañera de mi vida, y aunque nunca he sido maternal (nada, cero, en absoluto, no me gustan los niños, nunca he tenido paciencia con ellos), sorprendentemente para mi misma, el tema maternidad se ha hecho fuerte, mucho mas fuerte de lo que me gustaría la verdad, y ocupará gran parte de mis posts.
Algo que siempre me había preguntado es: como sucede la historia? acaso se trata de estar un día feliz y contenta con tu vida y de repente al día siguiente te levantas con unas ganas incontenibles de ser madre? Así? Locamente? (como diría mi amiga la Hipster).



Es curioso la verdad, esta es mi historia:

Soy de esas personas que necesitan tener todo seguro y atado, riesgos los justos, locuras solo si están medidas (que contradicción) y además todo planeado y razonado, así es la cosa, debe ser esta mente ingenieril la que me hace comportarme de esta manera. La cuestión es que durante casi 6 años llevé una vida que era incluso demasiado ordenada para mi, demasiado medida y contenida, demasiado controlada y todo aparentemente perfecto: trabajo estable, casa en lugar soñado, novio de los que se dejan el alma por ti, y ni un sobresalto a la vista...y de paso, infeliz, durante todo ese tiempo no fui consciente de lo infeliz que era. Así las cosas parecía que el paso lógico y razonable era tirarse a la piscina y avanzar en la relación, pero cuando pensaba en la idea de tener un crío se me ponía cara de WHAAATTT?, renegaba y no era capaz de visualizar el tema.

El año que aun tenia veintitodos decidí ampliar estudios y me metí a estudiar un Master...me pase un año buscando la escuela perfecta pero mereció la pena.
Comencé el Master y en las primeras semanas de clase algo pasó, no se que neurotransmisor entro en cortocircuito en mi cerebro ni que tipo de reacción físico-química ocurrió allí, pero el tema se me fue de las manos, algo había en uno de mis nuevos compañeros de clase que desestabilizo mi aparente equilibrio y dió comienzo al poner patas arriba todo lo que pille por delante.
Esta historia tiene su gracia, ya le dedicaré un post en otro momento, ahora por resumir diré que tuve la suerte de ser correspondida y el compañero de clase es ahora mi compañero de vida, en cuerpo, en alma y legalmente también, al menos eso dice nuestro libro de familia.

La cuestión es que allí estaba, de un día para otro me vi pasando de tener una casa y un novio de toda la vida a visualizarme perfectamente al lado mi compañero de clase...y lo mas insólito, a visualizarlo con niño incluido...uuhhhh...madre mía el susto que me lleve yo solita la primera vez que me di cuenta que en vez de atender al señor que estaba ahí explicándonos no se que cosa financiera, yo tenia la cabeza no se sabe donde y pensando historias muy heavys.
Pero es que era irremediable! aquello no podía pararse, había encontrado sin buscarlo al autentico macho alfa, al león de la manada, al ultimo bastión entre sus amigos descarriados, al soltero de oro...y es que mi chico es un autentico ESPARTANO salido de lo mas profundo de Esparta.
Ante esto, solo pude dar un giro a mi vida, cambiar todo lo que fuera necesario, asumir todo lo que me tocara  y luchar por tener a mi lado a mi compañero de equipo y amigo del alma.



Con este percal, comprenderá cualquier persona que el reloj se ponga en marcha, lo que no sabia yo es que mi reloj no iba a ser de arena, estable, equilibrado y en armonía, NO! un espartano no es cualquier cosa, y mi reloj es uno de ultima generación, de los que te dicen hasta la presión arterial y quiere que el tiempo se mida en microsegundos! o sea, es un Garmin del tamaño del reloj de la Puerta del Sol...ahora solo me queda aprender a manejarlo y vivir con él como buenamente pueda mientras sigo en esta etapa de ser no-madre...



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